MANUEL PUERTA MOLINA

Manolo Puerta nació en la calle Angosta del Darrón, en Dúrcal, Cuando tenía veintiuno, se fue a Holanda. «Fui allí a pasar unas vacaciones de quince días. Pero luego pasa lo que pasa en la vida, encuentras gente que te quiere y te quedas». Se quedó a trabajar. Allí descubrió su pasión por la escultura. Su maestro fue Frits Stapel, profesor de la Academia Real de la Haya y uno de los mejores escultores de Holanda.

 

Ha vuelto a Granada como escultor, con una muestra que ha dado bastante que hablar en la galería Lecrin. Califica las suyas como esculturas para ver y tocar. Por eso invitó a los ciegos de la ONCE a visitar su exposición. Una de sus obras se llama «Ser ciego en Granada¨. Otra es Mariana Pineda. Otras recogen recuerdos de su infancia, como una dedicada a la Rorra, la anciana que endulzó con sus chucherías la niñez de tantos durqueños durante tantas años, o niños jugando con caballos de cartón.

Con su escultura a la Rorra, Manolo Puerta ha querido hacer algo más que plasmar en el bronce un recuero de su infancia. Ha querido rendir homenaje a una mujer que endulzó su infancia y la de tantos niños de Dúrcal. «Es una mujer – explica- a la que no podremos olvidar nunca. Iba al campo, cogía flores y con lo que sacaba llenaba la cesta de caramelos y chucherías para vender a los niños. La mitad se los quitábamos. Pero yo creo que se daba cuenta y nos dejaba. Ahora, en compensación, Manolo ha perpetuado su memoria en una bonita escultura. Pero quiere hacer  algo más, una estatua de la Rorra a tamaño natural. Para financiarla, lanza una idea: si encuentra cien compradores para la estatuilla pequeña, se puede costear la elaboración de una grande. «Será de todos los durqueños, y deberá estar en un lugar público. Así le podremos echar todos en la cesta los caramelos que le quitamos cuando fuimos niños. Y cuando se llene, que los caramelos se donen a colegios o instituciones.

Es una idea que ha tenido siempre  y que espero poner en práctica si llega a encontrar el respaldo suficiente del pueblo de Dúrcal.

Pero manolo Puerta no sólo ha vivido en Holanda. Puede decirse que ha recorrido el Mundo: viajé por Brasil, India, Sri Lanka… viajando aprendes cosas. Al final vuelves otra vez a tu propio rincón.

 

la viuda del escultor durqueño Manolo Puerta, -Coqui- entregó al pueblo de Dúrcal en manos de su Ayuntamiento la escultura «Los Reyes», una de las obras más emblemáticas del internacionalmente reconocido artista. El acto tuvo lugar en el centro cultural de las antiguas escuelas de Balina, que ahora lleva en nombre de Manolo Puerta. El acto, al que asistió la madre del escultor, Isabel Molina, así como sus familiares y amigos, supuso, de alguna manera, el cumplimiento del sueño del malogrado artista, quien siempre había dicho que quería tener un museo en Dúrcal, su pueblo.

 

La escultura de Manuel Puerta nos muestra una riqueza en las formas y una libertad en la expresión que no es fácil de dotar a la escultura si no es de la mano de un gran maestro, maestro que por otro lado pensamos que lo fue nuestro conciudadano, y orgulloso el pueblo de Dúrcal de contar a partir de la fecha con uno de los trabajos de tan gran artista.

De cómo surge un pensamiento, surge una imagen, una ilusión, una necesidad de transmitir y sobre todo de sentir que se está vivo… así surge esta exposición, con cada uno de esos pensamientos, fruto de una inquietud provista de toda libertad, permitiendo pues, que se desencadenen sentimientos, necesidades que se vuelven físicas y por tanto, presentes; creando además una conciencia personal liberada.

No olvidamos la presencia de D. Manuel Puerta Molina, escultor de cuento de hadas que ha intervenido en la muestra con esculturas de factura muy personal, bronces que se caracterizan por su alargamiento extremo y modelado estremecido, llevan poesía, vida… habiendo establecido un diálogo sincero, que nada tiene que ver con lo peyorativo. Artista que sigue viajando entre nosotros y nuestros pensamientos y que sigue mirando al mundo a través de un catalejo encantado y vuela como Peter Pan sobre un mundo a menudo triste, demostrando un tacto afirmado y una riqueza de inspiración extraordinaria, enseñándonos figuras captadas en lo esencial de sus movimientos.

Obras en El Museo de Dúrcal Granada.